domingo, 8 de julio de 2012

TEMA NO. 28 EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO


TEMA NO. 28
EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO

Indicador de logro:‐Critica los géneros cinematográficos.

El lenguaje cinematográfico está formado por la unión de IMÁGENES y SONIDO.
Uno de los elementos más relevantes de este lenguaje del cine es el PLANO. En el cine de antaño siempre se usaba el mismo plano para rodar una escena desde diferentes ángulos, pero, más adelante, descubrieron que acercando y alejando los planos y alternándolos con cierta lógica, se podían conseguir efectos que antes era una tarea casi imposible de realizar.

Podemos distinguir entre:

  •  Plano General. Da un sentido dramático, de soledad, y se utiliza frecuentemente para describir la relación entre el ambiente y la situación, y los personajes.
  • Plano Medio. Dentro de este plano, podemos diferenciar entre dos variantes del mismo:
  •   El Plano Medio Corto; que es el que abarca al actor de pecho para arriba.
  • El Plano Medio Largo; que es el que nos deja ver hasta la cintura.
  • Plano Americano. Nos muestra las ¾ partes del cuerpo, es decir, hasta las rodillas aproximadamente. Lo solían usar en las películas del Oeste para darle especial relevancia a las cartucheras de los pistoleros y también para intentar disimular a los personajes de baja estatura.
  • Primer Plano. Posee un alto contenido psicológico y dramático. Tiene como principal objetivo captar las emociones expresivas por lo que se le resta importancia a los decorados. Pero tampoco ha de abusarse de su utilización.[1]

La comedia
Al tratarse de un género teatral con una larguísima tradición, la comedia se adaptó rápidamente al abanico de preferencias de los espectadores cinematográficos. Al igual que sucede con su vertiente escénica, la comedia acredita en el cine una cualidad satírica, bromista, burlesca, con una propensión más o menos marcada hacia el reflejo grotesco de las costumbres sociales. De hecho, la comedia proyecta el despropósito de ciertas convenciones, y en esta línea se fomenta en ella una línea carnavalesca, que logra la comicidad por medio de una interrupción del orden establecido, poniendo del revés las normas y desintegrando los criterios de urbanidad para, al final del espectáculo, restituir el orden que antes fue alterado.

Pese a recurrir con frecuencia a los estereotipos, la comedia cinematográfica incide en la singularidad psicológica de sus personajes, con frecuencia derrotados por un cúmulo de situaciones que, por azar, logran superar. A imagen de su contrapartida teatral, también el cine de comedia asume diversas tendencias, como la farsa, el vodevil, el sainete y la comedia sentimental, que adapta a las convenciones del lenguaje fílmico.

Frente a la fisicidad, dinamismo e impulso circense del cine mudo, la comedia cinematográfica opta, desde sus inicios, por el diálogo ágil y el juego de los equívocos. En los años treinta, Mae West en No soy ningún ángel (I’m No Angel, 1933) y W.C. Fields personificaron la comedia pícara tanto en los escenarios como ante la cámara. El absurdo surrealista fue plasmado en el celuloide por los Hermanos Marx en películas como Una noche en la ópera (A Night at the Opera, 1935), mientras que Cary Grant en Luna nueva (His Girl Friday, 1940) se presentaba como el galán idóneo de filmes vodevilescos, impregnados de un cierto romanticismo en sus tramas. En cierto modo, tales son las tres líneas fundamentales seguidas por la comedia posterior. De hecho, la tradición de Mae West se ha mantenido en la actualidad, cada vez menos matizada y elegante, en producciones con un claro matiz erótico. La comedia alocada y verbal de los Marx fue incluso intelectualizada por humoristas como Woody Allen en obras como El dormilón (Sleeper, 1973) y Annie Hall (1977). Y la comedia romántica y festiva que en otro tiempo dirigieron cineastas como Howard Hawks -La fiera de mi niña (Bringing Up Baby, 1938) , La novia era él (I Was a Male War Bride, 1949)-, Leo McCarey -Sopa de ganso (Duck Soup, 1933), Tú y yo (An Affair to Remember, 1957)- y Preston Sturges -Las tres noches de Eva (The Lady Eve, 1941) y Los viajes de Sullivan (Sullivan’s Travels, 1941)- se mantiene en la actualidad, si bien con una dosis inferior de talento en los diálogos.

En el desarrollo de la comedia cinematográfica desempeñaron una función destacada el alemán Ernst Lubitsch, especialmente con La viuda alegre (The Merry Widow, 1934) y Ser o no ser (To Be or not To Be, 1942), y el austríaco Billy Wilder, director entre los más grandes, con excelentes títulos como Sabrina (1954), Con faldas y a lo loco (Some Like It Hot, 1959) o El apartamento (The apartement, 1960), que llevaron al cine estadounidense el ritmo incansable del vodevil centroeuropeo. Progresivamente trivializado y cada vez más pueril, el cine de comedia de las últimas décadas ha recogido su principal inspiración de la pequeña pantalla. De ahí que, por ejemplo, el cine de los ochenta se caracterizase por la presencia de cómicos procedentes de la televisión, como Steve Martin, Richard Pryor, Chevy Chase, Dan Aykroyd, Eddie Murphy, John Belushi, John Candy y Bill Murray.

Como sucede con otros géneros cinematográficos, la comedia se ha entremezclado con otras tendencias temáticas y hoy está ligada a producciones de género aventurero donde no escasean las situaciones cómicas.[2]

• Terror
El cine de terror es un género cinematográfico que se caracteriza por su voluntad de provocar en el espectador sensaciones de pavor, miedo, disgusto, repugnancia, horror, incomodidad o preocupación. Sus argumentos frecuentemente desarrollan la súbita intrusión en un ámbito de normalidad de alguna fuerza, evento o personaje de naturaleza maligna, a menudo de origen criminal o sobrenatural.

Características
El cine de terror toma elementos de fuentes de la literatura, supersticiones y leyendas tradicionales, así como de temores y pesadillas nacidos de contextos socioculturales mucho más actuales y precisos. Por una parte, de la novela de terror, nacida en la segunda mitad del siglo XVIII; por otra, de la tradición oral del cuento de miedo, ampliamente desarrollada en las sociedades rurales de todas las culturas. De aquí, en último término, surgirán los elementos y personajes básicos utilizados en las películas de este género: los vampiros, el hombre lobo, los monstruos, fantasmas, brujas, zombis, así como las desdichadas réplicas humanas, al estilo de Frankenstein.

Otras señas de identidad del género son un uso muy particular de la iluminación, que muchas veces tiende a inspirarse en la pintura romántica alemana del siglo XIX, la cual se caracteriza por el recurso frecuente al claroscuro, a los contrastes de colores y los tonos penumbrosos, efectos muy apreciables en el cine expresionista de los primeros años (Murnau, Fritz Lang). Los espacios o escenarios más visitados serán la noche, cementerios, la casa abandonada, el castillo, las ruinas, el laboratorio lúgubre, el bosque o el erial sombrío, el jardín decadente, que han terminado conformando un catálogo de "lugares" comunes. Asimismo, nunca debe faltar una banda sonora densa y sugerente (El resplandor, Psicosis, Tiburón...), junto a unos escalofriantes efectos de sonido (El exorcista, Alien, Drácula de Bram Stoker de Coppola...), efectos que en los últimos tiempos rayan más bien en lo ensordecedor (Soy leyenda, de 2007).
El público se siente atraído hacia este tipo de películas, precisamente por los estímulos emocionales, novedosos e intensos que recibe, es decir, lo insólito-escabroso inscrito momentáneamente en la rutina diaria. Los efectos fisiológicos que experimenta el espectador horrorizado en su butaca incluyen fuertes subidas de adrenalina, con dilatación de pupilas, aceleramiento cardíaco y respiratorio, y sudor frío, todo lo cual por lo común se cierra con un desahogo final, en el cual, de acuerdo con el remate que haya tenido la historia, reinará el consuelo o el desconsuelo.[3]

• Ciencia ficción
La ciencia ficción es la denominación popular con que se conoce a uno de los géneros derivados de la literatura de ficción, junto con la literatura fantástica y la narrativa de terror. Nacida como subgénero literario distinguido en la década de 1920 (aunque hay obras reconocibles muy anteriores) y exportada posteriormente a otros medios, como el cinematográfico, historietístico y televisivo, gozó de un gran auge en la segunda mitad del siglo XX debido al interés popular acerca del futuro que despertó el espectacular avance tanto científico como tecnológico alcanzado durante esos años.
Es un género especulativo que relata acontecimientos posibles desarrollados en un marco espacio-temporal puramente imaginario, cuya verosimilitud se fundamenta narrativamente en los campos de las ciencias físicas, naturales y sociales. La acción puede girar en torno a un abanico grande de posibilidades (viajes interestelares, conquista del espacio, consecuencias de una hecatombe terrestre o cósmica, evolución humana sobrevenidas por mutaciones, evolución de los robots, realidad virtual, existencia de civilizaciones alienígenas, etc.). Esta acción puede tener lugar en un tiempo pasado, presente o futuro, o, incluso, en tiempos alternativos ajenos a la realidad conocida, y tener por escenario espacios físicos (reales o imaginarios, terrestres o extraterrestres) o el espacio interno de la mente. Los personajes son igualmente diversos: a partir del patrón natural humano, recorre y explota modelos antropomórficos hasta desembocar en la creación de entidades artificiales de forma humana (robot, androide, ciborg) o en criaturas no antropomórficas, dotadas de inteligencia.[4]

Actividad sugerida: ‐Clasifica los lenguajes utilizados en el género cinematográfico.


[1] http://html.rincondelvago.com/lenguaje-cinematografico.html
[2] http://recursos.cnice.mec.es/media/cine/bloque4/pag3.html
[3] http://es.wikipedia.org/wiki/Cine_de_terror
[4] http://es.wikipedia.org/wiki/Ciencia_ficci%C3%B3n

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